"En esta época, en la que el Templo Sagrado de Jerusalem está destruido y no tenemos un altar para expiar nuestros pecados, solamente nos queda la teshuvá. La teshuvá expía todos los pecados. A pesar de que (el hombre) pecó todos sus días, si finalmente hizo teshuvá, no se le recordará (después de su fallecimiento) ningún pecado… y también el Iom Kipur (Día del Perdón) es un día de expiación para los que se arrepienten" (cap.1 halajá 3).
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